HISTORIA DE LA ORDEN DE LOS
CARMELITAS
El Carmelo (en
hebreo jardín), al norte del actual estado de Israel fue donde el profeta Elías
lanzó desde allí su desafío a los sacerdotes de Baal que habían llevado al
pueblo al paganismo. Elías y los baales
ofrecieron sacrificios para comprobar cuál era el verdadero DIos. A pesar de
que los Baales hicieron toda clase de ritos y sacrificios no lograron conseguir
su objetivo, se flagelaban cada vez con más fuerza…
Pero no acontecía
nada; por otro lado, el holocausto de Elías fue abrazado asombrosamente por
fuego enviado por Dios mientras el de los baales permanecía intacto, probándose
así que hay un solo Dios, el Dios de Israel. Según la tradición, Elías y Eliseo
fueron al Monte Carmelo con sus discípulos y establecieron una tradición
contemplativa viviendo como eremitas en oración.
Los Carmelitas[1]
A mediados del
siglo XII, San Bertolo[2] fundó la ermita de la
Orden del Carmelo y varios sacerdotes vivieron en el Carmelo como eremitas.
Allí los monjes habían construido una capilla, una torre y una cerca para
aislarse del mundo.
Hacia el 1205,
Avogrado, dio a los eremitas del Carmelo una regla de vida con el ideal del
Carmelo: trabajo, meditación de las Sagradas Escrituras, vida contemplativa…
Los Carmelitas tenían como ideal vivir en la forma de Elías y de la Virgen
Santísima a la que tenían gran veneración bajo el título de la Virgen del Carmen.
Debido a la
invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el
Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les
apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para
ellos su Estrella del Mar.
En 1241 el Barón
de Grey de Inglaterra regresaba de las Cruzadas en Palestina trayendo consigo
un grupo de religiosos del Monte Carmelo a los que les obsequió una mansión en
Aylesford. Diez años más tarde ocurrió allí la aparición de Nuestra Señora a
Simón Stock dándole el Escapulario Carmelita que siempre llevan.
Los Carmelitas son
una orden mixta que se sitúa entre la Cartuja y los Franciscanos. La orden ha
pasado muchas pruebas. Durante el cisma del Occidente el Carmelo quedó dividido
en dos obediencias. Fueron reformados por Jean Soreth quien inició las
fundaciones en Holanda, Bélgica y Francia.
Pero la gran
reforma ocurrió con Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Ésta comienza
en el Carmelo de la Encarnación en Ávila, España y se propaga con la aceptación
de Pío IV en 1562 por todos los carmelos. La nueva regla elimina las
concesiones hechas al mundo y retorna a la vida centrada en Dios con toda
sencillez y pobreza como la de los primeros eremitas del Monte Carmelo. El fin de Santa Teresa fue darse del todo a
Dios en profunda oración.
San Juan de la
Cruz sigue a Santa Teresa creando en Duruelo el primer monasterio de carmelitas
“descalzos”. La vida carmelita es
consagración a la oración y contemplación, también al estudio. Los hombres
tienen apostolado, especializándose en la dirección espiritual.
En la actualidad,
las Carmelitas Descalzas son aprox. 14.000 en 835 conventos en el mundo. Los Carmelitas
Descalzos son 3.800 en 490 conventos. La Orden del
Carmelo Teresiano cuenta con grandes figuras del apostolado y la espiritualidad
como Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Edith Stein, San Rafael Kalinowski,
Santa Teresa de Jesús de los Andes, Sor Isabel de la Trinidad otros
más...
La rama femenina (Carmelitas Descalzas) y la
masculina (Frailes Carmelitas Teresianos).
[2]
Su nombre real era Bartolomé
Avogadro, en el año 1155 Avogadro (quien se hacía llamar Bertoldo) viajó al Monte Carmelo como ermitaño inspirado en el profeta Elías, allí fundó una comunidad
de ermitaños de la que se dice fue la comunidad base de la Orden de los
Carmelitas.
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